Hoy en día la palabra “percibir” no tiene gran relevancia, pero esto no debería ser así ya que la forma en cómo aprendemos y decidimos es a través de la percepción, nosotros percibimos a través de los sentidos. Por lo tanto, percibir es algo con lo que lidiamos día con día y para desarrollar esa percepción podemos recurrir a la meditación.
En anteriores artículos hemos dicho que la meditación es una práctica milenaria y que tiene su origen en el budismo. La meditación es una forma de regular la mente o de educarla, a medida que se practica la meditación se puede llegar a transformar la forma en cómo percibimos y nos relacionamos.
También la meditación significa “cultivar”, es decir, cultivar nuevas cualidades y formas de pensamiento, además, meditar es liberación para sentirnos cómodos en el entorno. Existen varios beneficios que nos da la meditación, en este artículo te mencionamos 5 razones para meditar. Sin embargo, en esta ocasión te mencionaremos el impacto que tiene la meditación en el cerebro.
De acuerdo con la tesis La meditación como alternativa para restablecer desajustes emocionales y adquirir capacidad de control sobre estas de Mondragón A. Mauricio, la comunidad científica está de acuerdo con que las emociones están regidas por un circuito neuronal distribuido, así como otras zonas del cerebro incluyendo los componentes corticales y subcorticales.
De acuerdo con la página web Monitorias Neurociencia Comportamental, las áreas corticales y subcorticales son lugares de la corteza cerebral. Las corticales se encargan de las funciones olfativas y de la respuesta emocional. Las subcorticales se encargan de las funciones cognitivas.
De acuerdo con experimentos realizados por la comunidad científica demuestran que el control de las emociones influye en la actividad funcional del cerebro. Por ejemplo, en un estudio realizado por Kabat-Zinn, se le pidió a un grupo de personas que practican la meditación que desearán y enviarán sus buenos deseos de salud a un bebé que presentaba un tumor facial.
Del anterior estudio se evidenció que la zona del cerebro llamada amígdala, que se encarga de la detección de amenazas y de las emociones negativas, se vio modulada cuando el grupo de personas se esforzó en expresar emociones y pensamientos positivos para el alivio del bebé.
La regulación voluntaria de las emociones depende de cada persona, no obstante, las personas capaces de regular sus emociones tienen menor activación de la amígdala y mayor activación de la corteza prefrontal ventromedial, la cual se encarga de la regulación de las emociones.
De igual forma, existe una conexión entre las emociones y el sistema endocrino, el cual se encarga de la secreción de las hormonas. Por ejemplo, al regular las emociones negativas ayuda a mejorar la tasa adecuada de cortisol (hormona de respuesta al estrés). También, el funcionamiento cerebral asociado a las emociones positivas ayuda al mejoramiento del sistema inmune.
Estudios realizados con meditatores budistas experimentados demostraron que hay un aumento de la frecuencia gamma, particularmente en la corteza prefrontal, la cual su función es la regulación de las emociones. Del mismo modo, se comprobó que la meditación ayuda al mejoramiento de la atención, de la empatía y del autocontrol.
Como hemos visto, la meditación constituye un camino hacia el autoconocimiento y la mejora de la calidad de vida. La ciencia ha demostrado el impacto benéfico que tiene practicar la meditación, esta nos ayuda a la regulación de las emociones las cuales afectan en la actividad del cerebro de forma benéfica y, por ende, beneficia a nuestra salud. Si te gustó este artículo déjanos tu comentario aquí y en nuestras redes sociales. Si te interesa saber más del tema te dejamos el siguiente artículo que es sobre los Tipos de meditación.