“Por qué me pasa esto a mí”, “qué mala suerte” o “ya sabía que me iba a pasar”, estas frases probablemente nos suenan familiares y, a lo mejor, las hemos dicho o escuchado. Detrás de estas oraciones hay un código que se impregna en nuestra mente y se programa en esta, así que vigilar lo que decimos nos servirá para no “taclearnos”.
¿”Taclearnos”? Sí, “taclearnos”, esto quiere decir que cuando decretamos o afirmamos ciertas oraciones provocamos que se nos programe en la mente como un pensamiento o esquema mental. Cabe destacar que, nuestra mente y la mente universal, no identifican si estamos bromeando o diciendo totalmente la verdad de que “tal cosa” es lo que queremos, de forma que si decimos una broma la mente no va a decir “está bromeando así que no se lo daré”; pues no, la mente va a buscar darnos lo que hemos decretado, todo acorde al orden universal.

La programación de la mente y el pensamiento forman parte de La Fórmula de la Ley de Atracción (puedes dar clic para saber más sobre el tema). Entonces ¿Cómo funcionan estas dos partes? Hay varios autores, pero el periodista Alex Grijelmo en su libro “La seducción de las palabras” menciona que el individuo desde que nace este viene sin ideas preconcebidas y que las palabras ya traen una carga emocional que nos afectan como individuo.
Si ejemplificamos lo anterior, es como cuando compramos una computadora nueva y apenas le instalaremos un nuevo sistema operativo y otros programas. Entonces, nosotros somos esa computadora, el sistema operativo y los programas son los esquemas mentales que fueron instaladas con las oraciones conformadas por las palabras que, de acuerdo con Alex Grijelmo, estas ya tienen una carga, por ende, tienen un grado de repercusión en nosotros (como en nuestra actitud).
Nosotros empezamos a adquirir esquemas mentales que aprendemos de nuestros padres, amigos, compañeros de trabajo, novio o novia, etc. Y mientras más crecemos más programas mentales obtenemos hasta que ya somos una computadora con varios pensamientos, es ahí donde debemos prestar mucha atención y darnos un mantenimiento, como lo haríamos con una computadora.

¿Cómo se le da mantenimiento a nuestra mente? Principalmente debemos de empezar por revisar nuestros resultados y preguntarnos ¿Nos gusta lo que vemos? ¿Nos gusta cómo somos? ¿Nos gusta nuestra situación? ¿Nos gusta lo que tenemos? Si nuestra respuesta es que no, es evidente que debemos de hacer un mantenimiento a nuestra computadora llamada mente y esto se logra identificando los decretos o afirmaciones que nos han provocado lo que tenemos ahora.
Haremos una bitácora de todos los programas mentales que nos han inculcado desde que somos niños hasta el día de hoy, identificaremos todas las actitudes, valores y momentos de nuestra vida que nos han impactado o creamos que nos han afectado, por ejemplo, nuestra vida es difícil en este momento y el origen de esta concepción probablemente se instaló en nuestra niñez porque nuestros papás mencionaron varias veces en frente de nosotros que la vida es difícil y, en consecuencia, nuestra mente como una esponja registró esa idea y la reflejó en nuestro presente.

Lo que debemos de hacer para corregirlo es una reprogramación que es pensar en lo que sí queremos en nuestra vida y afirmarlo. Retomando el ejemplo anterior quedaría de la siguiente manera el decreto: “Yo afirmo que mi vida es fácil, la vida es fácil en todos los sentidos y todo lo que quiera y haga se manifiesta fácilmente, en armonía para todo el mundo y de acuerdo con la voluntad divina, bajo la gracia y de manera perfecta. Gracias”
El ejemplo anterior sobre la forma de afirmar es del libro Metafísica al Alcance de Todos de Conny Méndez. Volviendo al tema, debes hacer el mismo proceso: seleccionar el resultado que no te agrada, revisar de dónde vino y crear la afirmación que lo neutralice, tal como en el ejemplo anterior, de esta manera se creará el pensamiento correcto que lo visualizarás y reflejarás en tu vida.
Este ejercicio de identificación de nuestros programas mentales nos ayudará a corregir ciertos resultados que no nos agradan y, también, este ejercicio nos ayudará a conocernos mejor, ya que será una introspección profunda de quiénes somos, qué pensamos y qué hacemos.